Que no me atrape la noche
intentando descifrar el nombre
de aquello que no debe ser nombrado.
19.12.12
Lágrima
Para escribir el mundo
no cuento más que con estas torpes manos
y algunos signos hostiles y vanos.
¿Quién sabe, en cambio, cuales serán los recursos
de ese Dios siempre oculto, o ausente,
que trama nuestras vidas,
nuestras efimeras alegrias
e insignificantes fracasos?
Una infinidad de letras,
un sinnúmero de palabras,
arbitrarias, perfectas, singulares,
una por cada instante en la eternidad.
Inventario de la noche:
Tres o cuatro palabras
entredichas en la penumbra.
Una forma recortada
en la calma más profunda.
La memoria y este dolor
ciego, aullante, absurdo,
ilegible.
12.12.12
...
La palma de mi mano es el universo.
Se mueve arbitraria, caprichosamente
y es tan vieja que no hay palabras
que la puedan nombrar como corresponde,
con su historia de siempre,
con tantas cicatrices.
La palma de mi mano obedece
a una caprichosa arquitectura
inescrutable.
Y es tan vieja que es ya imposible
determinar qué es arquitectura
y qué cicatriz
Es absurdo pensar lo impensable,
intentar explicar lo inexplicable.
Podemos urdir tramas y conjeturas
sobre cada línea, sobre cada marca,
pero poco importa:
La palma de mi mano sigue ahí,
moviéndose, siendo lo que es,
lo imposible.
Alcanza con cerrar los ojos
para apagar todas las estrellas.
Se mueve arbitraria, caprichosamente
y es tan vieja que no hay palabras
que la puedan nombrar como corresponde,
con su historia de siempre,
con tantas cicatrices.
La palma de mi mano obedece
a una caprichosa arquitectura
inescrutable.
Y es tan vieja que es ya imposible
determinar qué es arquitectura
y qué cicatriz
Es absurdo pensar lo impensable,
intentar explicar lo inexplicable.
Podemos urdir tramas y conjeturas
sobre cada línea, sobre cada marca,
pero poco importa:
La palma de mi mano sigue ahí,
moviéndose, siendo lo que es,
lo imposible.
Alcanza con cerrar los ojos
para apagar todas las estrellas.
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